NAVEGAR ENTRE PALABRAS

viernes, 30 de octubre de 2020

SAMHAIN

 


 

En la cultura Celta se celebra el cambio de año, la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre. Es la noche meiga, donde las hadas abren las cuevas y se casan con un mortal. Los espíritus se aproximan para conducir a los mortales hacia la vida eterna. En esta época del año, se celebra el magosto y los niños cuelgan calabazas con una vela en los caminos.
Una noche mágica donde espíritus, vampiros, meigas y druidas se reúnen en un Aquelarre. 
 
Durante casi los seis meses de sombra las tardes de domingo nos reuníamos todos los primos en casa de mi tía Choncha. Habían comprado un televisor y los niños nos entreteníamos con los dibujos de Walt Disney. Se paralizaba toda actividad, hasta mi tío Emilio bajaba el volumen de su transistor donde seguía los partidos de la quiniela para que nosotros viéramos los programas tan esperados durante toda la semana. La casa gozaba de un calor de familia, las hermanas charlando, recordando y los primos jugando y correteando por toda la casa, mientas mi abuela sentada en un sillón miraba para toda su prole y se entretenía con la televisión, a los presentadores les devolvía el saludo y se acomodaba de forma correcta y pudoroso, (ella pensaba que la gente que allí salía la veía y la escuchaba 😅
 
Mi abuela era una abuela llena de amor, la vida la golpeó con la pérdida de una hija en una edad temprana y ya llegados los sesenta años su cabeza cada día desvariaba un poco más. El regalo que más le gustaba era un Chupa Chups, a mis hermanos Toni y Alex, los primos más pequeños, les robaba los caramelos, y se moría de risa😄😂. Era una niña más. 
 
En aquella época todas las ciudades tenían problemas de abastecimiento
de agua, de tal forma que los grifos funcionaban varias horas al día, el resto lo teníamos en bañeras, cubos, ollas... Todo valía. 
 
Un día mi madre echó en falta entre el tumulto de niños, a mi hermano Toni, el niño se fue al cuarto de baño y se puso a jugar con el agua de la bañera, de tal forma que resbaló y quedó con la cabeza dentro y con los pies pataleando. Sé que lo vi, pero no sé quién fue el que lo sacó. Lo que si sé es que llevamos el susto del año. 
 
Estaba ahogándose fue tremendo, a partir de eso, todos estábamos pendiente con mil ojos👀.
Por difuntos nos reuníamos para celebrar el magosto, así se ponía mi abuela desde primeras horas de la mañana a pelar castañas. Después a medida que íbamos llegando a casa de mi tía Choncha, nos poníamos a pelar lo que considerábamos que íbamos a comer. Se compraban unos cinco kg, y se metían en una olla enorme. Cuando ya estaban cocidas mi abuela después de escurrirlas le añadía una copita de anís. ¡Estaban deliciosas!. Como no se podía beber agua, nos ponían una copita de anís, también bebíamos leche. Nos cogíamos un pequeño subidón 😅, cosas de mi abuela. Al llegar la noche ya todos abrigados, los niños con sus verdugos y sus chaquetones polares, regresábamos a casa caminando desde la plaza de España hasta la plaza de Amboage. Llenos de alegría y agotados después de una ligera cena si fuera menester, nos caíamos rendidos en los brazos de Morfeo.
 
Hoy recuerdo aquellos tiempos donde la familia gozábamos del placer de disfrutar de las cosas sencillas que en aquellos tiempos nos daba la vida. 
 
Feliz día de difuntos, feliz día de todos los santos. Hoy recordamos a los que están y a todos los que permanecen en nuestros corazones
 
 
 

lunes, 12 de octubre de 2020

LA FIESTA DEL PILAR


 El secretario xeral de Xuntos Actúa acusa al gobierno de Ferrol de  practicar desahucios en Recimil - Ferrol - COPE
 
 
 
Cuando llegaba esta época mi tía Chicha nos llamaba por teléfono para confirmar mi asistencia a dicho evento. La patrona del barrio de Recimil. Era un alto en la vida cotidiana.
Mi tía llenaba la casa de olores y sabores que deleitaban al más exigente paladar. No solo hacia los platos que mi abuela les enseñó, sino que también los que ella con su arte culinario aportó a la cocina. Sin duda un arte en alza en la actualidad.
Un tiempo de banquetes y verbenas. Donde yo me encontraba en mi salsa. Era la época del twist, recuerdo cuando los músicos me dedicaban piezas para que las bailara, apenas levantaba un palmo del suelo, entonces la gente empezaba a rodearme y hacer un círculo cada vez más grande. Yo estaba poseída por la música, siempre fue mi perdición bailar. 😅. Al principio la Verbena se celebraba en la plaza de Sevilla, paralela a la Plaza de España, en Ferrol. Después la cambiaron a una explanada enfrente de la iglesia del Pilar. Yo fui creciendo y un buen día dejé de asistir a tal evento, ante la tristeza de mi tía, la juventud es así, crece y sigue su camino.
Los tres días se iban en un segundo, entre juegos, con mis primas, los invitados que por allí pasaban, las ricas viandas y las verbenas.
Un tiempo de lecer donde nos rodeábamos de familiares y amigos. Un tiempo inolvidable 😅.
El barrio de Recimil, más conocida en mi época por las casas baratas, era un bario singular, sus gentes eran de lo más variopinto, allí se mezclaban gente trabajadora y luchadora con gente de dudosa reputación.
Recuerdo que los vecinos de mi tía, era una familia que sus dos hijas habían sido metidas en un correccional, y una tía de ambas se comentaba que tenía dudosa reputación. Se llamaba Adela y hablaba con un toque un tanto gangoso y siempre que compraba alguna prenda de ropa, iba a preguntarle a mi tía y primas se le quedaba bien. Un día vino con un sujetador, coincidió que estaba yo, y quedé asustada, eran terminados en punta de una forma exagerada. Cuando se fue mis primas y yo estábamos que no dábamos crédito. Cosas de vecinos.
Otras veces me iba a jugar con un niño que vivía unos portales más lejos, era un niño que tenía siete hermanas mayores y su madre era modista. Los niños del barrio se metían con él y yo siempre fui protectora de las injusticias, cuando llegaba a casa de mi tía lo iba a visitar. Era un niño amanerado con una sensibilidad exquisita y una y una gran educación.
Recuerdo los domingos y el circo que se instalaba en la plaza de Sevilla. Era un circo sin animales, había payasos y una actuación de teatro que era lo que más me gustaba. Con la entrada te daba derecho a una rifa, sorteaban bicicletas y juguetes, a mi nunca me tocó nada.
Otras veces mis primas me llevaban al cine del grupo escolar del barrio, casi siempre daban películas muy sangrientas, donde solo había tiros y peleas, una que me quedó en la mente, "Ríos de sangre". Me pasé la sesión con los ojos cerrados. Lo pasé con una grima que no volví a aquel cine.
Recimil era un barrio donde convivían gentes de distintos estatus sociales y todos vivían en armonía.
Hoy quiero recordar a mis tíos y primas, tiempos en el recuerdo.
 
Feliz fiesta del Pilar.