NAVEGAR ENTRE PALABRAS

martes, 29 de mayo de 2018

LA VIDA ES UN VUELO

Llega la primavera y el árbol
altanero y desafiante
se viste para hacer sombra
a los campos, 
para reposo de caminantes,
recostar el cuerpo
y recuperar el sosiego 
en las canículas del verano.
El aire se llena de olor
a alfombras de flores, 
están de boda. 
Golondrinas, vencejos y patos 
todo el espacio se llena de vida. 
Desde mi ventana 
contemplo extasiada las acrobacias 
de estas graciosas y queridas aves,
que acarician mi mano 
en un arrebato de saludo. 
Mis amigas ya llegaron 
para alegrarme los cielos 
y recordarme que la vida es un vuelo.

viernes, 11 de mayo de 2018

NIEBLAS Y GRISES








El día frío, se cubre de grises

y me acerco a la orilla del mar.

Las olas baten su furia contra la arena,

llegó el temporal...

Las barcas fondeadas se mantienen a flote,

despacio regreso camino arriba,

entre farolas de luces tenues, 

vigilantes de la loche. 

Entre Nieblas y Grises...

jueves, 3 de mayo de 2018

RELATO: MI PADRE, LA LANCHA Y EL PATRÓN







Un motor Hundested de un solo cilindro funcionando como una máquina de coser
 https://www.facebook.com/174994002602884/videos/730749790360633/UzpfSTE0MjQwMDc3MjQ5NDIzMjoxNzE5ODEzODE0NzUyOTEy/


Este sonido me recuerda a algo, sin duda el barco de mi padre en el cual navegamos muchas veces por la ria de Ferrol. El sonido es único😀😂😂😂 retumbaba por todo el espacio y su inmensidad.
Mi padre trabajaba en la Bazán y era delineante, había perfeccionado y creado una pieza del motor y así se convirtió en inventor saliendo en la Voz de Galicia. Puedo asegurar que aquel barco cuando lo compró era una calamidad y una inseguridad te dejaba tirado en la primera cala. Pero mi padre era cabezón, lo desmanteló y perfeccionó las hélices y creó un pistón distinto. Lo cierto es que su tozudez funcionó y todos gozamos de la velocidad y la navegación deseada. Los domingos se retaba con el patrón de la lancha de San Felipe y la Palma un tal Pastor, lo recuerdo, un hombre moreno curtido por el sol, con una piel gruesa marcada por el salitre, una nariz prominente y una voz bronca que en nada se asemejaba a su carácter bonachón, aunque tenía que ser firme para manejar a tanta gente que utilizaba la lancha y nos acomodaba de forma que fuera más estable la navegación. En aquellos tiempos las lanchas eran un transporte perfecto para ir al trabajo y para los días de asueto y fiesta.
El Marisol, se llamaba el barco de mi padre, al final consiguió superar la navegación de la lancha y el patrón.