Las pequeñas barcas se juntan a la tardecer
para hacer acopio de fuerza,
ya pasó el temporal
y en la bahía se mecen
entre pequeñas ondas de mar,
una sirena las acaricia en su reposo
y les canta bellas canciones
entre trompetas y caracolas.
La luz se apaga
y se encienden miles de estrellas,
pintadas en la oscuridad de la noche.
Son guiños y sonrisas,
de otro plano de la vida
y en esa oscuridad brilla la luna traviesa,
haciendo alarde de dama misteriosa.
El velo de la noche confunde la sombras
y todo se hace oscuridad y silencio.
Mientras las barcas que dormitan
empiezan a desperezarse
con las primeras luces
deseosas de nuevas aventuras
y se sacuden entre ellas,
como corceles intrépidos.
Pronta está la madrugada
y volverán a sus faenas,
LA barca y el marinero
como almas unidas de por vida
autora: Mari Carmen Freire Romero.