
No hay dulce despertar
sin dulce encuentro,
en los amaneceres tiernos
renace la esperanza
del nuevo día,
que ante nuestro ego
se revela como chispa
o como una estrella indefinida
en un cielo cristalino.
Espejo, fruto de un sueño
o de una realidad
tan cercana a nosotros
y tan presente
como nuestros propios sentimientos.
AUTORA: Mari Carmen Freire