NAVEGAR ENTRE PALABRAS

lunes, 30 de diciembre de 2019

PROA AL VIENTO

La imagen puede contener: cielo, noche y exterior

Nuevamente levando anclas
navegando proa al viento
con Neptuno protector de los mares.

Nuevamente proa al viento
Navegar más allá del oriente
y remontar por poniente
en una danza entre sirenas y tritones.

En un mar sereno espejo de sueños
de navegantes y aventureros
cruzando el cenit  del horizonte, 
hacia el puerto de la amistad.

Se mece grácil la vela cara al viento
para navegar más allá de poniente
y remontar por oriente
abrazando la vida entre olas de espuma
...y a navegar a navegar 



martes, 17 de diciembre de 2019

...Y LA VIDA SIGUE

La imagen puede contener: una persona, sonriendo, texto


Esta foto es una de un conjunto de fotos que tenía preparada para felicitar en estas fiestas a mi mamá.
Felices fiestas mamá, te quiero.

Quiero detener el tiempo,
como si nada hubiera cambiado
 y todo fuera presente, 
el presente de un pasado, 
lleno de sueños y de vida, 
con todas las sillas llenas, 
de risas, juegos, 
un mundo lleno de inocencia...
quisiera retroceder el tiempo 
y quedarme atrapada en los recuerdos, 
aquellos que jamás se borran 
y permanecen en el corazón.

...y la vida sigue 
y por momentos se hace pena 
y la lluvia de nube negra encoje el alma, 
mientras una lágrima 
se desploma asimilando tu ausencia 
sin vuelta atrás.

miércoles, 11 de diciembre de 2019

Relato: EL BELÉN DE MAMÁ

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Transcurrían los años sesenta y en la calle Dolores cerca de la plaza de Amboage había una librería, se llamaba, la "Papelera Ferrolana" que a día de hoy sigue en funcionamiento, solamente cambió su ubicación,Y en la actualidad está a a pocos metros de su punto original.
Cuando apenas tenía tres o cuatro años mi madre nos llevó a un hermoso escaparate lleno de luces, bolas de colores y cientos de pequeñas figuritas de distintos tamaños, estilos y formas y todo eso presidido por un Rey Mago de cartón, que tenía en sus manos un cofre con una ranura para que los niños depositáramos la carta con nuestros deseos de Reyes. Dicho Rey sigue presidiendo la actual y moderna papelería Ferrolana.
Allí depositábamos nuestras peticiones y a los pocos días nos llegaba su contestación, diciendo que habían tomado nota de nuestros deseos y un pequeño cuento de regalo mientras esperábamos el tan ansiado día de Reyes.
Había varios estilos y escogimos el que más nos gustó, después fuimos eligiendo las distintas figurillas. Empezamos por el portal y sus moradores, la virgen, San José, el niño Jesús, y el ángel que siempre estaba suspendido encima del portal desde una ramas de muérdago y hojas pintadas de purpurina. No faltaban la mula y el buey para darle calor a el niño recién nacido que apenas tenía un pañal.
Los reyes Magos montados en sus camellos custodiados por sus pajes que a su vez portaban las riendas de las mulas, cargados de agasajos para el niño recién nacido, sin olvidar la mirra, incienso y oro.
En la lejanía una estrella con una hermosa cola (la estrella de oriente) los iba guiando e indicando el camino hacia el lugar de Belén.
No podía faltar el castillo de Herodes, aquel rey malvado y sus soldados,situado siempre sobre la atalaya de una montaña, desde donde miraba con poderío a todos sus súbditos.
A continuación, escogimos a pastores, labriegos, con sus ovejas, gallinas, vacas. También había un molino con su río y un puente con un remanso donde las lavanderas lavaban las ropas rodeadas de cisnes y patos, grandes y pequeños, toda una representación de una época y una historia.
Entre la última semana de Noviembre y la primera de Diciembre había excursión a los montes de Brión para coger musgo para el tan maravilloso Belén que mi madre con tanto cariño año tras años iba montando entre todos.
También cogíamos arena de playa para hacer los caminos, el algodón para simular la cascada del molino y los ríos eran tiras de plata.
Ahí los patos, allá el pastor calentándose en su hoguera, o la señora con una gallina y sus pollitos, o el ovejero, hasta había una campesina haciendo una tortilla de patata, toda una representación y todos al unisono dirigiéndose hacia el portal junto, con los Magos de oriente con sus ofrendas. Día a día se iban moviendo, dejándonos a los más pequeños en un misterio, ante las sonrisas de mis padres.😀😀 El único que no se ponía era el niño Jesús, que aparecía justo al finalizar la cena de nochebuena, ante nuestro asombro. celebrándolo con cantos y villancicos. hasta quedar rendidos entre olores, sabores y emociones.
... y beben y beben y vuelven a beber los peces en el río por ver al Dios nacer...
El responsable y encargado de la parte eléctrica era mi padre, siempre bajo las recomendaciones de mi madre, para conseguir el realismo del momento..
En aquella época cenaban con nosotros mi abuela materna y Manolito, hijo de una hermana de mi madre que había fallecido al año de nacer mi primo. También un amigo de la familia que había quedado soltero y solo. Trabajaba en la barbería y peluquería Fígaro, ubicado en la calle Real, (hablamos de Ferrol). Desde hacía años de regreso para su casa los sábado hacía una parada y le cortaba el pelo a mi padre y hermanos, mientras charlaban.
Mamá, un año más sin faltar a la cita, aquí tienes instalado tu nacimiento, con el mismo cariño y amor que tu ponías. Esta vez fue montado por el pequeño de la familia y compartido para que todos lo disfrutáramos
.
El extenso nacimiento fue perdiendo sus pequeñas y frágiles figuras, mudanza tras mudanza y por las torpes manos de tus hijos y nietos.
En su lugar nos quedan tus maternidades que con tanto arte, sensibilidad y amor salían de tus manos.
Con todo nuestro cariño mamá aquí tienes
el Nacimiento de tus hijos ❤️❤️❤️❤️❤️

sábado, 30 de noviembre de 2019

UNA ESTRELLA EN EL CIELO


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Mi mamá nació acaballo de dos dictaduras. Sobrevivió a todos los avatares y penurias de esos años. Tuvo cinco hijos, la fuerza de su vida.

Amaba la pintura y pintar era su pasión, pero a mi lo que más me sorprendió era el arte y habilidad que tenía con el barro, una autodidacta que hacía unas piezas, principalmente maternidades de la talla de un gran artista.

Siempre le faltaba tiempo para ella y su pasión quedaba metido en un cajón.

Cuando llegamos a Coruña con mi primer sueldo le regalé un caballete y un estuche de pinturas con todo lo necesario para que retomara el sueño que la vida le había arrebatado en su juventud. Le presenté a una pintora reconocida de la ciudad vieja, que daba clases de pintura, con la que entabló una amistad que duro en el tiempo. Dicha pintora falleció también en los últimos tiempos. También asistió al estudio de Pucho Ortiz para perfeccionar su dibujo, y aprender la técnica de la acuarela que hacía con sensibilidad y destreza. Entabló amistad con Abelenda, Gutiérrez de la Concha, ...un y un grupo de pintores que todas las tardes se reunían en dicho estudio.

y despertó del letargo y sus manos hacían trazados creando un mundo, su mundo. mágico.
La vida volvió a frenarla y asaltos pintaba entre penas y alegrías.

Mi madre nació en Ferrol, estudió en Cristo Rey y más tarde en la casa del Patín, (hoy biblioteca y Rectorado universitario), donde aparte de seguir sus estudios también daba clases de dibujo dejando sorprendido a su maestro.

En la actualidad vivía con el benjamín de la familia, su ojito derecho y con el que más años vivió.
Este año después de otro parón en la pintura, conoció a una pintora en Ribeira y había vuelto a pintar, estaba como una niña con zapatos nuevos, iba dos días a la semana pero ella quería ir todos😀, mi hermano se reía, y medía sus fuerzas. A mamá le gustaba pintar en compañía, era su refugio.

Noventa y cuatro años dan para mucho.
Mamá, ahora estarás pintando estrellas y sueños en una vida eterna rodeada por los que más quieres.

La foto pertenece a su último cumpleaños que por casualidades del destino las dos compartíamos ,7 de junio.

Te queremos. Mamá, tu luz brilla entre las estrellas.

jueves, 14 de noviembre de 2019

EL MOLINILLO


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Recuerdo este utensilio con cariño y me viene un suave olor a café, cuando la casa se inundaba y daba el pistoletazo de salida al inicio del nuevo día. Nací con su aroma en las mañanas de colegio, recién cumplidos los cinco.

La receta me quedó bien memorizada, el recipiente entero lleno de granos de café, se molía y caía en el cajoncito de abajo, a continuación llenábamos hasta la mitad de granos de malta y volvíamos a moler, ya con todo el grano preparado le añadíamos una cucharada sopera colmada de achicoria y ya estaba todo listo para hacer la tan sabrosa pócima. Mientras, esperábamos que hirviera el agua de la olla que permanecía en el fuego de la bilbaína.

Era una casa con alma, donde sus integrantes formaban parte de su vida.

El desayuno era una taza con el suculento café, un chorrito de leche y sopas de pan. Te puedes imaginar la marcha que aquello nos daba, empezábamos soñolientos y terminábamos con una velocidad que no había quien nos parara. Entre tanto mi madre no paraba de reñir para que apuráramos porque se nos hacía tarde. Fue una época en que salíamos todos juntos para el colegio.
Los desayunos empezaban con bromas y risas intentando hacer reír con cualquier ocurrencia. Después con las carteras en la mano, todos para el cole.

Después llegó la generación del Cola-Cao, mientras unos desayunaban con el delicioso café, otros lo hacían con Cola-Cao. En la radio sonaba la famosa canción; "Si lo toma el ciclista se hace el dueño de la pista, y si es el boxeador, pum-pum golpea que es un primor", que al unísono cantábamos todos juntos, pero a mi lo que me daba fuerza y velocidad era el sabroso café, aquel que se hacía con malta y achicoria.
Los desayunos de los domingos eran especiales, ese día la mesa se llenaba de vida lo hacíamos todos juntos y el pan se sustituía por unos churros o bizcochos.
Mientras nos íbamos levantando mi padre iba por los churros y a su vez traía la prensa, normalmente La voz de Galicía y para los más pequeños, como todos los domingos el TBO, el Capitán Trueno, El guerrero del antifaz, y para mi uno de princesas que un buen día cambié por el Jabato. El TBO era para todos y los otros eran uno para cada uno de mis hermanos. Al principio yo no sabía leer y mis hermanos me los iban leyendo, después ya empecé el colegio y ya me hice autónoma y podía recrearme con las viñetas mientras leía todo el tiempo del mundo. Los comics nos los pasábamos de unos a otros.
Aprendí a leer a una velocidad que mis padres se sorprendieron cuando a los tres meses de empezar el colegio, empecé a leer todo lo que había escrito por las paredes y lo que me cayera por delante de los ojos.

¡Niña!, ¿Qué dices?

y yo les decía- Estoy leyendo lo que está escrito ahí en la pared.

Mi madre me dijo que no leyera nada de la pared, y antes de que le preguntara el ¿por-qué?, mi madre siguió.

Hay palabras feas que no se deben decir.

Tu lee los nombres de los comercios o carteles pero escrituras de la pared, no.

Me encontraba como una niña con zapatos nuevos, poder leer todo lo que yo quisiera. Así pasaba horas enteras leyendo al Capitán trueno, y su novia Sigrid, ¡estaba enamorada 😀😅. Mi primer amor platónico!.😂
El café y la lectura dos compañeras de viaje, que formaron mi mente y mis inquietudes en el día a día.
Las tertulias de café en el famoso café "El Suizo" donde la pandilla pasábamos horas entre juegos de parchís, cartas, o dominó, degustando el sabroso y oloroso café.
Era una cafetería que estaba en la calle Real de Ferrol, ahora en su lugar hay una cadena de perfumerías. Ahí convivíamos dos generaciones, los abuelos que leían los periódicos y tenían sus tertulias, y los jóvenes en la parte de atrás del local.
El camarero creo que se llamaba Emilio, el tiempo va borrando un poco de todo. Era un hombre amable con una paciencia asombrosa, de pelo cano pero cuando se tenía que poner serio también lo hacía y siempre con una sonrisa.

Hubo una época en que íbamos a la Suiza una cafetería que estaba enfrente del casino de la calle Real. El local aún está en funcionamiento con otro nombre y me imagino que con otros propietarios pero su decoración no tiene nada que ver con aquella de antaño. Gozaban sus paredes de unos dibujos Picassianos que le daban un aspecto bohemio y juvenil. No tenía terraza la única que había en la calle Real era la del casino, donde las señoras con sus galas exponían sus riquezas y nos miraban con ojos críticos, pero la juventud es muy osada y todos lo pasábamos por alto entre guiños de complicidad.

El molinillo manual fue sustituido por el eléctrico y la olla por la melitta o la cafetera exprés. Desapareció la achicoria y la malta, y con el, el sabroso aroma. El café fue perdiendo calidad, donde incluso ya ni tienes que molerlo.

Quedan mis recuerdos, de infancia donde todo estaba por aprender y por conseguir, sueños envueltos en el suave aroma del café Amador o Bonilla, torrefacto o natural.

Me quedo con el café de mis recuerdos aquel que me llenaba de fuerza y de sueños.

Historias de Carmelin por Mari Carmen Freire Romero.

Hasta la próxima historia.

miércoles, 30 de octubre de 2019

LA TIENDA

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Transcurrían los años 60 y yo iniciaba la vida con ojos curiosos y sorprendidos. Me gustaba ir de visita a casa de mi tía Chicha, hermana de mi madre, creo que por la forma diferente de comunicarse que había entre las gentes de Recimíl a las de la plaza de Amboage.
Era una gente sencilla que no tenía reparo en contar sus vidas en la tienda del barrio. No presumían de nada y sus vidas eran simples y llenas de calor humano. A mi me encantaba escuchar sus historias con tanta naturalidad como si fuera una obra de teatro. Gente sencilla que lo único que tenían era el día a día, lleno de amor y cariño, sabían disfrutar de los pequeños momentos, momentos especiales donde reinaba la fiesta y la alegría, con sus momentos de penurias. Celebraban cualquier pequeña cosa. Las buenas calificaciones escolares de su hijo o que ayer el marido venía con buen humor . ¡El marido había llegado con buen humor!...algo que a mi me sorprendía y vivía con ellas aquella satisfacción con asombro, intentando llegar a los sentimientos de su mundo interior, de esa facilidad que tenían de comunicarse con todo el barrio, sin reparos.
Era la tienda de Argentína. Una tienda de la época que hacía esquina y tenía unas escaleras hacia abajo de tal forma que los más pequeños podíamos llegar con facilidad al mostrador en su parte más elevada. allí me ponía yo observando a las clientas, sentada en el mostrador con la espalda apoyada a la pared todo un espectáculo en primera fila.
Primero estaba la tienda y a continuación el bar donde los maridos apuraban sus vinos, jugaban partidas y entre tema y tema se oía algún juramento, charlaban del trabajo, o de fútbol, tema muy presente en aquellos tiempos. La tienda-Bar estaba separaba por una puertas batientes como la de los vaqueros. Los hombres entraban y tenían que pasar por todo lo largo de la tienda. Normalmente por la mañana no había clientes  en el bar ya que todos estaban en sus trabajos, a la tarde era cuando se reunían para charlar y jugar.
Las de la plaza de Amboage eran gentes que vivían en un mundo de cuento, donde en la tienda se mezclaban gentes de distintas categorías y el "yo soy más que tu" era el pan nuestro de cada día, un mundo donde reinaban las apariencias. Como si toda la tableta de la Magdalena fuera un gran cuartel. Era tremendo ver como delante de uno hablaban de una manera y veías como a las espaldas le hacían un traje nada más salir por la puerta. Todo el mundo correctamente bien vestido, con vidas ejemplares, estables y maravillosas. Aquí no había problemas, vivíamos en un mundo feliz. Los maridos eran hombres honorables, bien vestidos, con sus sombreros de dandi, sus hijos en buenos colegios y la mayoría, esposas repletas de hijos, tenían doncella para pasear a los más pequeños e incluso gozaban del privilegio de disfrutar de un "repostero" que valía para todo. Recados, limpieza, fregar, recoger y llevar a los niños al colegio, pintar la casa e incluso eran utilizados para levantar una que otra casita de verano.
Los "reposteros" eran jovenes que estaban haciendo la mili y los mandos escogían para uso personal, utilizándolos como chóferes, recadero, o para uso doméstico todo un descaro patriótico.
La tienda de Emilia a la que íbamos en la plaza de Amboage y más tarde de Juanín, su hijo, era de otro formato, aunque también estaba unido tienda y bar, la entrada a ella era independiente, aunque por dentro podías pasar de un lado a otro. Estos bares eran una especie de bodegas con grandes barriles con distintos vinos, unas mesas y las cunquiñas de vino y jarras. Si querías picar algo siempre había donde escoger ya que salía el producto de la tienda, queso aceitunas, jamón, salchichón, etc... En la plaza de Amboage había otra tienda la de Faustino, en donde los niños comprábamos regaliz, soda, caramelos pipas y el chicle may, era tan duro que te quedaban agujetas en la mandíbula.
Mientras en el barrio de Recimil la sra. Manola no podía olvidarse del vino para su marido, blanco castilla o rioja peleón, su olvido era motivo de desquicio y desasosiego en el ámbito familiar. Aquella mujer me dejaba ensimismada y absorta con sus planteamientos familiares. También tenía problemas con su hijo y una hija que según ella no hacía bueno de ella. Siempre estaba azoraba al borde del psiquiátrico, las clientas trataban de consolarla y animarla.
Cuando íbamos de visita a Recimil le preguntaba a mi tía si quería que le fuera a la tienda y ella aunque no quería nada me mandaba por cualquier cosa y yo era feliz. Se sabía cuando me iba pero no cuando llegaba. Yo iba dejando paso a las clientas una a una, incluso la sra. Argentina me preguntaba sino me era tarde y yo nada, allí permanecía absorta en las conversaciones, hasta que mi tía llamaba por tanta demora, y porque ya teníamos que regresar a casa. Entonces allí terminaba el momento mágico donde aprendía lo que era la vida con sus alegrías y sus tristezas.
Había algo común en todas las tiendas de la época, los tenderos tenían una libreta donde iban anotando las compras de las clientas que después pagaban a fin de mes.
Mi Tía no daba rédito y me preguntaba que veía en la tienda para que me causara tanto interés, no sabía que decirle y le devolvía una sonrisa como respuesta😀. mi tía le daba a la cabeza y decía.
-Que raras eres, tus primas nunca quieren ir y tu... sino vas te mueres de pena.
y se partía de risa...
Realmente eran muchas cosas por las que me gustaba ir a casa de mi tía Chicha, también me gustaban las historias de la abuela Sara, que aunque a mi no me tocara ningún parentesco así la llamaba, a ambas así nos gustaba. Me gustaban sus historias y las de su hermana Aurora que yo le llamaba tía. Dos mujeres que habían sufrido los desastres de la guerra civil. La abuela Sara, padecía de agorafobia de vértigos y pesadillas nocturnas por culpa de los bombardeos de Guernica, escaparon con lo puesto para Francia y allí vivieron momentos tremendos con la ocupación nazi. Su marido nunca se supo de Él.
En Recimil aprendí mucho, el blanco y negro de la vida y ese aprendizaje me hizo más cercana a las personas, porque todas tienen sus historias y nadie es quien para juzgar a otra.
Hay que saber escuchar para aprender a ver.
"Historias de Cármelin" por Mari Carmen Freire Romero.
Las fotos no corresponden a las mencionadas tiendas.

miércoles, 16 de octubre de 2019

NIÑA

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Que nadie borre tu sonrisa,
que nadie reprima tu palabra,
que nadie ate tus manos,
que nadie corte tu camino,
que nadie cierre tus ojos,
que nadie tape tus oídos.
Y poder crecer con sabiduría
con la caricia benévola del respeto
haciendo camino, haciendo tu historia
mirando con ojos limpios el futuro
que nadie robe tus sueños
tu fuerza, tu destino, tu palabra.
Que el sol salga cada mañana
que la luna brille en las noches,
que el viento borre los malos momentos,
que el mar te conduzca al puerto de la alegría.
Borre, reprima, ate,
corte, cierre, tape.
Sabiduría, respeto, palabras,
historia, futuro, alegría...
Crecer, camino, brille..
mañana, noche, sueños..
Que nadie borre tu sonrisa
que nadie reprima tu palabra,
que nadie ate tus manos,
que nadie cierre tus ojos,
que nadie tape tus oídos.

miércoles, 9 de octubre de 2019

CORAZONES EN EL CAMINO

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Otoño en el corazón,
corazones perdidos en el camino,
hojas que pierden su color
verde, dorado y todas las tonalidades ocres
Corazones amigos, fraternales y de pasión
llenos de promesas e ilusiones.
Está el camino lleno de corazones mágicos
que laten entretenidos entre pies descalzos
para caminar juntos, en esta historia
de penas y glorias, caminando, caminando...
perdiendo el aliento lleno de lamentos
y lisonjas, camino lleno de corazones
de sonrisas guardadas en el arca de la vida.
Lágrimas perdidas en la soledad del recodo
atardecer de promesas, unas cumplidas otras olvidadas
para reencontrarse en la serenidad del valle
entre las Hadas y los Duendes
y volar y volar con la libertad que da la palabra cumplida
y reposar por una eternidad rodeado de corazones
de todos los colores...💜🖤💙💚💛🧡❤️

domingo, 6 de octubre de 2019

DORADOS, ROJOS Y VIOLETAS

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En este otoño perezoso, donde los colores se resisten 
a abandonar su verdor, los ocres, dorados, rojos y violeta 
se mezclan con las rosas blancas de una perdida primavera, 
que se niega a marchar.
Atardecer de colores entre rayos de luz mientras 
recorres el camino de la vida, entre sombras y luces.
En este ocaso de luz las barcas olvidadas en el puerto 
se cubren de hojas de otoño. Esperan las manos firmes 
del marino que las conduzca por el pequeño canal rumbo a otro destino.
Escondidos entre ventanas dormitamos protegidos del frío 

que se avecina, de los días cortos y noches eternas, 
esperando las nuevas aventuras intrépidas del tan esperado verano.
Adiós verdor, hola dorados, rojos y violetas.

lunes, 23 de septiembre de 2019

RELATO: EL VERACRUZ

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En el puerto de Ferrol había una fábrica de hielo en un pequeño espigón, dedicado a servicios, en el cual también había una surtidor de gasoil, donde los barcos de pesca tenían un cupo para comprar gasoil a un precio más reducido que el resto de los mortales, me imagino que como ahora.
Un fin de semana más bajamos todos decididos al puerto, para una nueva singladura por la hermosa ria de Ferrol con sus pequeñas calas y castillos. Mi padre en esta ocasión había ido antes, porque dijo que tenía que preparar unas cosas.
Allí llegamos cargados con nuestras pertenencias y aperos para disfrutar de nuevas aventuras. Cuando llegamos al puerto no encontrábamos a mi padre en el lugar de atraque de siempre, y la embarcación permanecía sola sin nadie en su cubierta. Estábamos sorprendidos sin comprender nada. Al cabo de unos minutos que se nos hicieron eternos, entró por la dársena del puerto un marco de pesca, de los que llaman del día que se dedican a la captura de la sardina, el jurel e incluso el bonito....Un barco de una eslora aproximada como la de las lanchas de viajeros de la ria.
Como contaba, el pesquero entró sonando la bocina a todo trapo y nosotros lo mirábamos sorprendido por su escándalo, hasta que nos fijamos que el que gobernaba el barco desde el puente de mando, era mi padre. ¡no salíamos de nuestro asombro!. Ni mi madre sabía nada, cosas que hacía mi padre para tenernos en vilo y doy fe que lo conseguía..
La verdad es que era un buen patrón atracó sin dificultá en una de las escalinatas del puerto, haló con una sisga un cabo hacia el muelle para que lo cobrara mi hermano el mayor y amarrar el barco, siempre bajo sus indicaciones.
No salíamos de nuestro asombro, no entendíamos nada,
Con calma fuimos embarcando uno a uno, y lo asaltamos con preguntas, mientras mi padre no dejaba de reírse.
-Todo con calma primero vamos a zarpar y luego os cuento.
Pero estábamos tan nerviosos que mientras mi padre y mi hermano Daniel, hacían las maniobras Chenique y yo corríamos por el barco de popa, a proa y de bodega en bodega, mirándolo todo a cual más asombrado.
En una de las bodegas había 6 literas, algo impensable en nuestros pequeños cerebros. Entonces empezó a volar nuestra infantil imaginación.
¡Podíamos dormir abordo!
Eso era más de lo que nos imaginábamos y seguimos escudriñando y descubriendo nuevas cosas impensables. En la parte posterior del puente, encontramos un wc y en otro rincón una especie de cocinilla.
El Veracruz pilotado por mi padre puso rumbo a la bocana de la ría, cruzándonos en el camino con la lancha de San Felipe, y entre bocinazos se saludaron ambos patrones mientras intercambiaban opiniones entre bromas y risas.
Ya en la bahía nos dejó gobernar el barco con una especie de rueda que le llamó timón, un sistema totalmente distinto del Marisol que se gobernaba con caña.
La navegación era totalmente distinta que con el Marisol, ya que su eslora era muy superior. El Veracruz apenas se balanceaba por no decir que ni se notaba estar navegando.
El día fue intenso y lleno de sensaciones nuevas, navegábamos en otro plano, pero si queréis que os diga la verdad , como navegar en una eslora menor no hay nada. Es un contacto más directo, más cercano a la vida de los océanos.
El motivo de semejante barco no era para nuestro disfrute, era un negocio de mi padre para conseguir el cupo de gasoil, lo tenía registrado para la pesca tanto el Veracruz como el Marisol. Después de disfrutar del día, nos poníamos a la cola con los demás pesqueros, y llenaba los tanques del preciado producto. Esto lo hacía una vez al mes. El motivo de tal historia no era otra que lo que se llamaba en la época estraperlo. Los barcos de pesca tenían un cupo de gasoil a un precio reducido, mi padre lo revendía a un precio más caro consiguiendo una ganancia.
Mi padre no dejó de intentar negocios, cuando no era con la pesca, era con el gasoil o la fruta... eso si sin dejar su trabajo en la Bazán, de momento, por que en la vida todo es de momento.
Los tiempos del mercado negro llegó a su fin, no se si por mal negocio o porque ese día estábamos todos hasta las tantas y mi madre se negó, después iba él solo. Realmente fueron tiempos de aventura de corretear por la cubierta y las bodegas hasta quedar rendidos. Mis hermanos habían pilotado la embarcación, con la rueda de timón, un sistema totalmente distinto a la caña. Yo quería participar y para ello mi padre se agenció con un pequeño cajón de manera para que así pudiera ver con facilidad el horizonte. Subida en mi pequeño cajón y siguiendo las explicaciones del patrón pilotaba la nave con destreza y precaución, siguiendo el rumbo indicado. aquella sensación fue inmensa y
ahí me entró el espíritu marino de surcar los mares,
Un día se deshizo del Veracruz y continuamos nuestras navegaciones cor la pequeña embarcación disfrutando de una ria llena de riqueza y de rincones inigualables, sin duda los mejores años de nuestra infancia. Vivir surcando el mar a edades infantiles es un sello que queda para toda la eternidad.
¡Patrón, pon rumbo al país de los recuerdos, zarpamos!😃⚓️🚤⛵️🛶

lunes, 16 de septiembre de 2019

EL TÚNEL DE LA VIDA




Resultado de imagen de pinterest botes




Reposan las barcas en la arena 
esperando que gentilmente suba la marea.
Las olas son una  dulce nana 
donde el marino mece sus sueños,
entre mares y cielo, la barca se balancea 
en silencio entre la brisa y las corrientes.
Seguiremos desafiando a la tormenta 
y remontaremos otras metas, 
surcaremos los océanos, nos deslizaremos 
en el túnel de la vida, 
con el espejismo de los sueños.

sábado, 7 de septiembre de 2019

RELATO: MI PLAYA VENECIANA




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Ayer después de muchos años pasamos por este rincón de los recuerdos de la infancia. Me encontré con sensaciones reconocidas, como el olor inconfundible de sus aguas, su playa protegida de los vientos, sus piedras, el riachuelo que esta vez se deslizaba caprichoso a su antojo atravesando en horizontal toda la playa, el aire impregnado de yodo te llenaba los pulmones de vida.
La playa de Chanteiro, tiene un calor que acaricia la piel y el corazón, en estos días de septiembre, cuando los veraneantes ya ausentes te dejan disfrutar del paisaje y del encanto de este hermoso rincón, que bien pudiera ser una cala de las que hay en las Pitiusas, o una playa romántica como la de "Muerte en Venecia" de Visconti.
Tenemos el placer de tenerla aquí en las rías altas Gallegas, en el Golfo Ártabro una de las muchas calas que tiene el ayuntamiento de Ares y esta sin duda la más espectacular, romántica e inigualable.
También tristemente me llevé mi desilusión. Aquel paraje salvaje libre de edificaciones está inundado de pequeñas casas, la mayoría vacías, bien por la edad de sus moradores o por la ausencia de sus veraneantes.
Casas a pie de playa, rozando la arena, donde antes había campo. Realmente salvo la playa todo es un batiburrillo de casas. Todo se levantó cuando la ley del más listo y el don dinero campaba a sus anchas.
También el muelle nuevo afea ese horizonte que antes permanecía dentro de la naturaleza y alejaba el horizonte.
Entre la emoción, la alegría y la desilusión
El pequeño campo por donde transcurría un pequeño riachuelo que desemboca en la playa, hoy lo ocupa un chalet, donde acampábamos y donde las familias organizaban comidas. Los niños íbamos a jugar con las libélulas multicolores, como en un cuento de hadas. Dicen que estos insectos paleópteros, solo están en zonas limpias y sin contaminación, revoloteando cerca del agua. Adiós libélulas danzarinas de sueños.
Lo que si queda es la hermosa playa de Chanteiro, y su aire romántico y acogedor.

martes, 3 de septiembre de 2019

RELATO: ADIÓS GOLONDRINAS HASTA LA VISTA

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El cielo, azul intenso de este septiembre crepúsculo del verano, nos trae la ausencia de nuestras tan esperadas golondrinas, antesala del estío y del tiempo de recreo del solaz verano.
Quisiera ser golondrina para volar detrás de la primavera. Adiós golondrinas hasta la próxima singladura.
Los cielos amanecen solitarios, alguna paloma torcaz, algún gorrión y los estorninos, que también muy pronto alzarán su vuelo, hasta las gaviotas permanecen ausentes. 
Las calles del pueblo hervidero de veraneantes, de coches en exceso por este paraíso, también dejan paso a su silencio. Bienvenida la paz a pesar de las ausencias.
Es tiempo de reposo, paseos y pequeñas excursiones a los pueblos cercanos, volver a ver y recordar otros tiempos ya pasados en el tiempo.
Paseos por Cervás, Chanteiro, la Palma, Mugardos, Seselle, Redes... y así recrear el tiempo presente con la visión de los recuerdos.

domingo, 1 de septiembre de 2019

RELATO: ADIÓS VERANO

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Los últimos veraneantes apuran su tiempo entre tablas, hamacas, los paseos por la orilla jugando con las caracolas, moluscos y espuma de mar. Se apura todo, la luz del sol apacible acaricia el verano que agoniza entre nieblas, brumas y pequeñas gotas caprichosas que nos anuncian, el regreso a una rutina, perezosa y ausente de la vitalidad del estío veraniego.
Septiembre plácido y sosegado con sus atardeceres frescos nos regala mañanas luminosas donde acarician las olas y nos despedirnos con sus lagarteiras, repletas de yodo. Mareas bravas que nos llenan de fortaleza para la rutina que se avecina. Los inviernos húmedos y lánguidos de mi tierra.
Disfrutemos de estos últimos reflejos dorados y los últimos veraneantes, que permanecen hasta finales septiembre.
Yo permaneceré en Ares con su clima protector y con el encanto de los vecinos amigos, sus sonrisas y su fuerza. Me quedo con la sencillez de sus gentes y su compañía.

jueves, 15 de agosto de 2019

RELATO: ESQUIANDO EN EL MARISOL



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Estaba llegando a su fin las aventuras con el Marisol, las navegaciones y todo un mundo de sueños, de aprendizajes y lo más importante, el amor al mar había calado en nuestras pequeñas e infantiles cabezas. Pero aún nos faltaba disfrutar de una nueva experiencia esquiar, sintiendo la velocidad debajo de tus pies y el viento en la cara
Mis hermanos los mayores un día mientras mi padre trabajaba se les ocurrió coger las llaves de la embarcación, por aquel entonces tendrían trece y once años. Estaban acostumbraron a hacer las maniobras de desatraque y atraque, también sabían amarrar y todos los  pormenores de las maniobras y la navegación.
Parece ser que esto lo venían haciendo a menudo, iban con los amigos de la pandilla de la plaza de Amboage (Ferrol). El ocio es muy ocioso y la imaginación de la juventud vuela, así que me imagino que entre unos y otros empezaron a sacar de la cabeza, primero se pasearon por toda la ría, hasta que a alguien se le ocurrió coger la tapa del tambucho de proa, amararle  un cabo y otro cabo para el esquiador, y ambos cabos unidos al barco.
Mi padre había conseguido perfeccionar el motor y la hélice con lo que el barco podía con un esquiador, la fiesta estaba servida. Eran un montón de amigos, y me imagino que todos disfrutaron de la aventura a tope. Lo que no les perdono es que se lo callaran y no me avisaran para poderlo disfrutar como ellos.
Alguien del puerto los debió de ver y lo puso en conocimiento de mi padre diciéndole que lo venían haciendo frecuentemente,  y sobre la hora que dicho acontecimiento se producía.. Mi padre no les dijo nada, sencillamente salió antes de la hora del trabajo y pasó por el puerto. Se dirigió al muelle donde estaba la fábrica de la Pysbe y ya los vio disfrutando y dando curvas elípticas por toda la superficie marina de la ría.
Mi padre  espero pacientemente estático en la punta del muelle, hasta que mis hermanos lo vieron y rápidamente recogieron el esquí y al esquiador y se dirigieron al punto de atraque o amarre del puerto. Por aquel entonces no existían los pantalanes y las embarcaciones se amarraban al  noray o a unas argollas que había por todo el puerto cada pocos metros o tramos, así todos los barcos tenían su amarradero. El barco se fondeaba y se largaban cabos al muelle ayudados por un pequeño bote o chalana, que era el auxiliar de la embarcación, con la que sus tripulantes embarcaban y desembarcaban.
Mi padre ya estaba situado en el punto de amarre con una ligera sonrisa escondida entre su bigote. Mis hermanos estaban muertos de miedo, mientras mi padre permanecía estático sin pronunciar palabra. Mis hermanos estaban acostumbrados a las órdenes del patrón pero en este caso mi padre permanecía observando y dejando hacer las maniobras. Empezaron a desembarcar en grupos hacia el muelle portando un cabo para el punto de amarre, así mientras uno iba haciendo los nudos pertinentes para dejar bien amarrada la embarcación otro iba terminando de hacer la maniobra del bote por medio de cabos, todo muy preciso. Al fin consideraron que habían terminado la maniobra hasta que mi padre se dirigió a mi hermano el mayor y le dije que tenía que afianzar un cabo, rápidamente lo aseguró, A continuación cuando todos los tripulantes estaban en tierra firme,  mi padre les dio una palmada en las espaldas de asentimiento por la buena maniobra realizada. A los amigos les preguntó si lo habían pasado bien, cosa que afirmaron entre cortados y temerosos. Mi padre solo les dijo que la próxima vez lo avisaran, porque podía tener problemas con la guardia civil de puertos, y que él tendría mucho gusto de llevarlos. Y regresaron por la calle San Francisco hacia la plaza de Amboage entre charlas y bromas. Mi padre nunca nos reñía eso se lo dejaba a mi madre. Como así fue. Cuando mi madre se enteró, puso el grito en el cielo con el consiguiente castigo.
Pronto el barco de nuestras aventuras y nuestro despertar iba a formar parte de la historia de nuestra infancia. Un punto final a los veranos por la ría, entre cala y cala, aunque siempre permanecerá en nuestro corazón.

Autora: Mari Carmen Freire Romero.