Agosto se apaga como una vela, y llega la niebla que todo lo oscurece.
Las voces se silencian y los pasos de la gente tíntinea en la calle mojada de la última lluvia.
Desde mi alcoba quiero atardeceres de color y ese aire de paraísos lleno de aventuras de Aladino y su lámpara mágica.
Rodeada de velos de recuerdos en este presente de un futuro sórdido y perdido espero nuevos atardeceres llenos de colores, mientras las voces de charlatanes achicharran nuestros cerebros de reproches, e insultos.
Si no fuera que mañana otro atardecer de color alumbra nuestros ojos me quedaría sin esperanza. Adiós voces sórdidas, bienvenida la luz y el color.