Soledad entre gotas de lluvia que acarician el alma. El silencio de los trinos de gorriones traviesos nos dejan en la soledad de ventanas y tejados empapados en lágrimas de ausencia, en este día gris de verano.
Los huesos se rompen como cristal y endurecen el corazón de penas y dolores de amor. Está opaca la ventana de luces de esperanza. Un grito me despierta, voces de niños en la calle, entre risas y protestas, toda una incipiente promesa de esperanza, a la vida, a la luz al sol del verano perezoso y austero. Una dulce canción nos acompaña y el tintineo de la lluvia baila al compás, en una danza mágica.
Soledad de tejas en un abigarrado rincón de tejados envolventes, con un Incordio lejano y cerrado en el tiempo.
Rincón de reunión donde muchas generaciones jugaron al juego de la palabra, entre copas, risas, amores. Son estos días que te envuelven los recuerdos a otros tiempos en la soledad de las calles vacías con un cielo plomizo que encoje el alma.
Rincón de reunión donde muchas generaciones jugaron al juego de la palabra, entre copas, risas, amores. Son estos días que te envuelven los recuerdos a otros tiempos en la soledad de las calles vacías con un cielo plomizo que encoje el alma.