EL BOSQUE ANIMADO
Wenceslao Fernández Flórez, tuvo una buena fuente de inspiración, el bosque de Cecebre, un entorno donde las meigas habitan entre la niebla.
Cuenta la leyenda...
En las tierras del nordés, donde los bosques se transforman, y trasmutan, habitan las meigas, los elfos, los duendes y los brujos, en el entorno de Cecebre en noches de luna llena, los lobos le cantan a la luna y se pasean por los caminos del bosque, "La Santa Compaña".
Dicen que son almas que van penando a san Andrés de Teixido.
"Vai de morto quen non foi de vivo" .
En el apeadero de Cecebre un reducido número de casas se extiende por el lugar. Los niños juegan y los mayores les cuentan historias de almas en pena, y meigas en las noches de verano.
Muchas familias de Coruña pasaban el estío en este entorno.
En la mente infantil aquellos cuentos, les hacía aflorar la imaginación y todos en algún momento habían visto en procesión uno detrás de otro a la Santa Compaña. Sombras oscuras que portaban una luz para seguir el sendero camino de San Andrés de Teixido. Cuando esto ocurría el pueblo rezaba y hacían conjuros alejando a la muerte. Decían que si veías a los penados alguien del pueblo moría.
El bosque estaba lleno de vida, y de sonidos como una gran orquesta. Los sonidos del bosque llenaba la vida de las gentes; grillos, lobos, búhos, algún gato y los perros con sus ladridos. El eco del bosque retumbaba en toda su oscuridad.
Cuando alguien se ponía mal, primero empleaban los remedios más caseros que conocían y si no se iban a la bruja que sabía de muchas hierbas para curar. Estas mujeres curaban los problemas del cuerpo y del alma. Te daban hechizos para conseguir cualquier cosa. Unos para uno mismo y otros para echar el mal de ojo a alguien.
Hay que leer "El bosque Animado", una novela llena de humanidad y de vida de la fraga, escrita por Wenceslao, gallego, un burgués de la Coruña, periodista, poeta y escritor.
Como gallego de pro luchó por la lengua Gallega y desde el sillón S de la Real Academia de la Lengua Española consiguió que el Gallego se reconociera como Lengua, y todo eso en pleno franquismo.
Ahí en el corazón de las fragas habita otra vida ajena a los habitantes del pueblo.
Cuenta la leyenda que las meigas perseguidas por el pueblo se trasformaron en árboles y cuando llega la noche de San Juan, despiertan y hacen una danza a la luna con conjuros y cantos...