Me encerré en mi lecho
sombrío y frío
entre amapolas.
Velé tu sombra entre los cuerpos
desnudos, muertos,
de la flor arranqué la savia,
la vida y el sustento.
Abrí la ventana
todo estaba en silencio
busqué a las gentes, corrían...
Sin luz, sin tiempo
nada me salía
¡estaba todo tan hecho!...