altanero y desafiante
se viste para hacer
sombra
a los campos,
para reposo de caminantes,
recostar el cuerpo
y
recuperar el sosiego
en las canículas del verano.
El aire se llena de
olor
a alfombras de flores,
están de boda.
Golondrinas, vencejos y patos
todo el espacio se llena de vida.
Desde mi ventana
contemplo extasiada
las acrobacias
de estas graciosas y queridas aves,
que acarician mi mano
en un arrebato de saludo.
Mis amigas ya llegaron
para alegrarme los
cielos
y recordarme que la vida es un vuelo.