En la mañana cálida de todas las primaveras,
el mundo con su vida parece resurgir
hasta en el más indeciso átomo
de vida.
La belleza del planeta
viste sus mejores galas en todos sus
habitantes;
¿Quién no sintió florecer
la primavera dentro de su conciencia
muerta...?
Épocas de tormenta con finales de fiesta,
engalanándose una vez más
para gritar a los títeres
del circo,
que la vida continúa su ciclo vital,
un poco más roto,
más viejo,
pero con una ansiedad y fuerza,
capaz de luchar
por la existencia de un mundo
de esperanzas muertas.
Belleza tan esencial
como es la naturaleza
que está dentro de todos
agarrándonos esperanzadamente
a un rayo de sol,
a una brisa perdida
y aquel olor tan natural,
nos llena de fuerzas de vida,
para luchar contra los
HILOS,
que poco a poco nos enredan
hasta nuestros pensamientos,
sin darnos cuenta
que formamos parte
importante de
nuestra propia decadencia.
Limpiemos primero
nuestras mentes,
juntemos
nuestras viejas ideas,
prendamos fuego con la llama
de la vida,
unamos nuestros nuevos pensamientos
y luchemos por la vida
con los pies en la tierra...
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